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martes, 26 de noviembre de 2013

El Consejo Mundial de Iglesias hace pública su primera declaración sobre evangelización en décadas

Delegados coreanos y del extranjero a la Asamblea y otros participantes se reúnen en el escenario al final de la presentación coreana en la Reunión Plenaria de Apertura de la 10ª Asamblea del Concilio Mundial de Iglesias, el 30 de octubre de 2013. Foto: Peter Williams, WCC
Más de 4,000 delegados a la 10ª Asamblea del Concilio Mundial de Iglesias se reunió en Busan la semana pasada para determinar en qué forma se puede proclamar mejor el mensaje cristiano en un mundo de grandes contrastes e ideologías rivales.
La organización ecuménica que valora la unidad y cooperación cristianas en la misión evangélica, dio a conocer su primera declaración sobre evangelización en más de 30 años. La document, declaración “Juntos hacia la Vida: Misión y Evangelización en Panoramas Cambiantes”, enfatiza lo que los oradores llamaron evangelización “integral”. Aparentemente estuvo ausente toda referencia directa a la Gran Comisión de Mateo 28, de “ir y hacer discípulos” en todas las naciones.
Jooseop Keum, secretario de la Comisión de Misión Mundial y Evangelización, del Concilio Mundial de Iglesias afirmó que había leído Mateo 28 “desde el ángulo contextual” de lo que se acostumbraba en el Imperio Romano y no como un mandato “imperial” de ir y hacer discípulos de los demás.
El documento declara que “el Espíritu de Dios…puede encontrarse en todas las culturas que resaltan el valor de la vida”. Para algunos evangélicos, esta declaración implica universalismo —la creencia de que Dios salvará ultimadamente a todos los seres humanos que practiquen algún tipo de espiritualidad vivificante.
Kirsteen Kim, profesor de Teología y Cristianismo Mundial, de la Universidad Leeds Trinity, en el Reino Unido, respondió diciendo que “el Espíritu [Santo] se mueve en forma mucho más allá de la comunidad cristiana”.
En términos generales, el cristianismo en el llamado “norte global” se ve desafiado por otras religiones del mundo y por personas que se declaran a sí mismas como “sin ninguna afiliación religiosa”. Por otra parte, en el “sur global”, o países en vías de desarrollo, el cristianismo está floreciendo en lugares tales como África, América del Sur y partes de Asia, a pesar del aumento de tensiones y de persecución.
El Concilio Mundial de Iglesias es una organización interreligiosa cuyos miembros pertenecen a la corriente principal de denominaciones cristianas. La unidad cristiana es un eje o elemento unificador de la organización y una gran prioridad para muchos de sus miembros clave.
Aunque la Iglesia Adventista del Séptimo Día envía regularmente observadores y reporteros a las asambleas del CMI, la denominación no se ha unido al movimiento ecuménico, el cual los adventistas desde hace mucho tiempo consideran tema de preocupación en relación a su comprensión de la profecía bíblica.
El líder de los 80 millones de anglicanos en el mundo, el Arzobispo de Canterbury, Justin Welby, dijo a los reporteros que tiene sus esperanzas puestas en la unidad cristiana global, pero a través de la obra del Espíritu Santo y no a través de esfuerzos humanos.
“La unidad es un don de Dios”, dijo.
En una conferencia de prensa a rebosar, el 31 de octubre del presente, dos ejecutivos de la organización insistieron en que se viera a esta organización ecuménica mundial como facilitadora de cooperación y diálogo interreligioso y entre denominaciones.
Al preguntársele respecto a la persecución de cristianos en el Cercano Oriente, África y otras zonas, con frecuencia a manos de no cristianos, el Rev. Dr. Olav Fykse Tveit, secretario general del CMI, dijo que aunque el grupo tiene como propósito la expresión de “solidaridad cristiana” con el perseguido, “tenemos que atender esto en formas diferentes”.
Dijo el Rev. Tveit que se espera que esta 10º Asamblea del Concilio Mundial de Iglesias genere declaraciones sobre politización de la religión y una sobre el estatus de los cristianos en el Oriente Cercano. Sin embargo, dijo que “las palabras son un tanto poderosas” y algunos cristianos en la región “no desean ser descritos como si estuvieran bajo conflicto” o bajo persecución.
Pero en un punzante discurso dirigido a la asamblea al día siguiente, un líder de la Iglesia Ortodoxa Rusa criticó severamente lo que vio como una tendencia a andar con rodeos respecto a asuntos controversiales en la asamblea.
“Mientras seguimos discutiendo nuestras diferencias en el cómodo ambiente de conferencias y diálogos teológicos, la interrogante resuena más firmemente que nunca: ¿Podrá de hecho sobrevivir la civilización cristiana?”, dijo Hilarión Alfeyev, el Metropolitano de Volokolamsk y jefe del Departamento de Relaciones Exteriores de la Iglesia del Patriarcado de Moscú.
El Arzobispo Alfeyev hizo referencia al “secularismo militante” y al “islamismo radical,” del cual afirmó que es una filosofía distinta al islamismo tradicional, como amenazas continuas contra el cristianismo.
La asamblea también atrajo las críticas fuera del Centro de Exposiciones Busan, en donde se reunieron grupos de protesta y algunos condenaron al grupo como “anticristo”.
El moderador de la asamblea del concilio, Rev. Dr. Walter Altmann, atendió los reclamos asegurando que quienes protestan contra el grupo generalmente surgen de un malentendido en cuanto a su propósito e intenciones. “No estamos reemplazando a ninguna iglesia—el CMI es un lugar para la colaboración y la cooperación entre las denominaciones religiosas” añadió. “Estamos comprometidos con el Señor para procurar la unidad, pero no hay un programa estructurado de fundir en una sola las iglesias para tener una `superiglesia’”, afirmó.
Traducción por Gloria A. Castrejón

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