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lunes, 25 de marzo de 2013

El presidente de Chipre anuncia que el corralito se mantendrá indefinidamente



En un mensaje televisivo a la nación, Nikos Anastasiadis confirmó que se seguirán manteniendo "algunas restricciones a las transacciones".


El presidente de Chipre, Nikos Anastasiadis, ha anunciado en un discurso televisado que la reapertura de los bancos mañana irá ligada a limitaciones en las transacciones financieras.
"El Banco Central de Chipre, aplicando las leyes que ha votado el Parlamento impondrá algunas restricciones a las transacciones. Es una medida provisional, que progresivamente se irá levantando", dijo Anastasiadis, contradiciendo con ello informaciones difundidas por la propia banca a diversos medios.
El presidente subrayó que el Banco Central de Chipre asegurará la liquidez de todos los bancos y añadió que la primera tarea será asegurar los depósitos de las cajas de pensiones en las entidades afectadas. Todos los bancos chipriotas reabrirán sus puertas al público mañana, excepto el Banco de Chipre y el Banco Popular (Laiki Bank) que abrirán el jueves.
En su discurso difundido a su regreso de Bruselas, Anastasiadis aseguró que el acuerdo del Eurogrupo en la pasada noche ha servido para salvar al país de la quiebra y al mayor banco, el Banco de Chipre, de la bancarrota. El presidente defendió lo pactado en el Eurogrupo y aseguró que los acuerdos servirán para obtener un rescate y evitar la quiebra descontrolada del país.
"La tarea del Gobierno fue difícil y los márgenes de actuación muy limitados", subrayó Anastasiadis para asegurar que "a partir de mañana empieza otro periodo y que ya en los próximos días "empezarán a sentirse las consecuencias sobre nuestras vidas".

Dijo entender la ira de los ciudadanos con los responsables de la situación en la que se encuentra el país, y anunció que mañana el Consejo de Ministros nombrará a los jueces que estarán al cargo de la investigación penal del asunto.

Chipre: sólo 100 euros por día

Tras 40 meses de pelear contra una crisis financiera que parece no tener fin y de tomar decisiones que la han agravado -la mayoría de los economistas culpan de la actual recesión a los ajustes- los ministros de Finanzas del euro, el BCE y el FMI, deciden el futuro de Chipre, la pequeña isla del Mediterráneo oriental que constituye el último capítulo -y tal vez el más grave- de la crisis europea.
El presidente de Chipre Nikos Anastasiades habría hablado de presiones para su dimisión en Bruselas, ante la dura posición en el seno de la Unión Europea, informó ayer la televisión estatal chipriota RIK. Anastasiades habría manifestado textualmente: “Les hago una propuesta. Ustedes la rechazan. Les mando otra; lo mismo. ¿Qué es lo que quieren?
¿Me quieren obligar a renunciar?
Si esto es lo que quieren, entonces díganlo”.
Para echar más leña al fuego, el banco Laiki limitó a 100 euros la cantidad que se puede extraer de sus cajeros automáticos. En el Banco de Chipre el límite es de 120 euros. Estas restricciones no son aplicables para los turistas que saquen dinero desde cuentas en sus países de origen.
El ambiente no es precisamente de cooperación en Bruselas. El ministro germano de Finanzas, Wolfgang Schäuble, dijo: “A mí no me chantajea nadie”. Su homólogo francés comparó a Chipre con un casino. Chipre, la isla de Afrodita, es un parteaguas. Que una economía que representa el 0,2% de la zona euro ponga a ésta al pie de los caballos dice mucho de la estructura de la zona euro y de cómo se ha gestionado esta crisis, mirando siempre a los intereses de las grandes capitales, con Berlín a la cabeza. ¿Por qué Chipre y por qué ahora? El sistema bancario chipriota es 7,5 veces mayor que su PBI. La banca -junto al turismo- fue el motor de la economía en las últimas décadas, y sobre todo desde la entrada del país al euro en 2008.
Ofreciendo tasas medias superiores a las de la mayoría de sus socios europeos, los bancos chipriotas atrajeron capitales extranjeros, principalmente rusos. Para sostener esas tasas, apostaron fuerte, en Europa del Este -en Ucrania, por ejemplo, prestan a tasas que llegan al 15%- y en deuda griega.
En Europa del norte no gusta esa banca, puerta de entrada de capitales -limpios, opacos o directamente ilegales- a la zona euro. Angela Merkel dijo esta semana que “el modelo de negocio chipriota está muerto”, por lo que hay que reducir sus bancos, cerrándolos si es posible. Olvida la jefa del gobierno alemán que Chipre no tiene el mayor sistema financiero europeo -en comparación a su PBI-. El irlandés es mayor y el luxemburgués multiplica por 24 la economía del país.
Grecia tiene parte en la historia. La quita de la deuda griega de marzo de 2012 dejó catatónicos a los bancos chipriotas. En junio pasado, Nicosia pidió un rescate a sus socios europeos. Meses de negociación no llevaron a ningún puerto y la situación se ha ido pudriendo. Y el calendario electoral endureciendo posiciones. Merkel se enfrenta a las urnas en septiembre y lo último que quiere es dar la imagen de que paga los desmanes de los potentados rusos.
La victoria de Anastasiades, un conservador, en las elecciones de hace un mes, aceleró las negociaciones. La semana pasada, en una cumbre europea maratoniana, el BCE, el FMI y los 16 socios de Chipre en el euro aprobaron un plan que se ha demostrado como uno de los peores errores de gestión de esta crisis. El acuerdo generó masivas protestas,obligó a imponer un corralito, recibió críticos a mansalva y propició que los diputados chipriotas lo rechazaran.
El plan consistía en un préstamo europeo de 9.000 millones de euros, al que se sumarían otros 1.000 millones del FMI. A esos 10.000 millones -casi dos tercios de la economía- había que sumar otros casi 2.000 en privatizaciones y unos 5.800 millones -que a los pocos días se convirtieron en 6.700- a través de una quita a los ahorros. Las cuentas con menos de 100.000 euros sufrirían una quita del 6,75%. Las que sobrepasaran esa cantidad del 9,9%.




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