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lunes, 19 de diciembre de 2011

Cinco hechos que estremecieron al mundo


La economía mundial se sacudió como pocas veces. La eurozona quedó atrapada en una crisis sin salida. Estados Unidos perdió su calificación como deudor. Los indignados se tomaron las calles del mundo y no hay quién ponga orden en el planeta.


1. El euro, a punto de desintegrarse


Europa puso en jaque a la economía mundial. Los problemas de la deuda en la zona euro sacudieron los mercados, desplomaron las bolsas de valores, pusieron en riesgo la estabilidad del sistema financiera internacional y acrecentaron el temor por una nueva recesión.

Mientras los mercados castigaban a Portugal, Grecia, Irlanda, España e Italia, cobrándoles altos intereses por sus bonos de deuda, el mundo esperaba que los líderes de la eurozona pararan el desangre y encontraran una salida a sus problemas. Hasta ahora, ninguna de las fórmulas ha logrado calmar los mercados.

El acuerdo al que se llegó el pasado 9 de diciembre en Bruselas puede ser la última esperanza que le queda a la moneda única. Según este pacto, los países de la zona euro no podrán traspasar el umbral del 0,5 por ciento del déficit estructural y habrá consecuencias automáticas para los que superen el 3 por ciento. Los países de la Unión Europea (UE) aportarán al Fondo Monetario Internacional (FMI) 200.000 millones de euros adicionales para ayudar a estabilizar la zona euro, y Alemania ha aceptado revisar en marzo de 2012 un mayor papel de intervención del Banco Central Europeo (BCE) en la deuda pública de la zona.

Pero los economistas son escépticos sobre la efectividad de este acuerdo. Según Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía, la concepción general de la Unión Europea fue errada y ese es el problema fundamental. Hace una semana, Stiglitz dijo al periódico argentino Página/12 que "reclamar austeridad ahora es una forma de asegurarse de que las economías colapsen. Creo que el esquema que Alemania está imponiendo al resto de Europa va a conducir a la misma experiencia que Argentina tuvo con el FMI, con austeridad, PIB cayendo, magros ingresos fiscales y, por eso, la supuesta necesidad de reducir más el déficit. Eso genera una caída en espiral, que conduce a más desempleo, pobreza y profundiza las desigualdades. El déficit fiscal no fue el origen de la crisis, sino que fue la crisis la que generó el déficit fiscal".

Por ahora, como lo dijo el presidente francés, Nicolas Sarkozy "este es el desafío más grande de la historia de la Unión Europea". El 2012 dirá si lograron enfrentarlo con éxito.

2. Sacudón en la primera potencia

Muchos creyeron que las firmas calificadoras de riesgo no se atreverían a bajarle la nota a la deuda estadounidense, pero a Standard & Poor's no le tembló la mano para hacerlo. Por primera vez en la historia, en 2011 Estados Unidos perdió la máxima calificación de su deuda. La primera potencia del planeta dejó de ser AAA, para pasar a AA+. Desde que se conoció la rebaja en la calificación, el nerviosismo se apoderó de los inversionistas y se desataron olas de pánico.

Todo comenzó con la dificultad que tuvo el gobierno del presidente Barack Obama para aumentar el techo de la deuda, que en mayo llegó a su límite de 14,3 billones de dólares, lo que representa poco más del 90 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB). La primera economía del planeta debe prácticamente lo que vale su producción de un año. Aunque, a finales de julio, el Congreso norteamericano autorizó al gobierno Obama a endeudarse más, la preocupación persiste.

Estados Unidos requiere de un ajuste fiscal, pero no será fácil lograrlo. Los dos grandes partidos, el demócrata y el republicano, tienen enormes diferencias sobre la forma como el gobierno tiene que reducir el abultado déficit y comenzar a bajar la deuda.

En noviembre se venció el plazo para que el comité selecto adjunto de reducción del déficit del Congreso de Estados Unidos diera a conocer sus propuestas para alcanzar una reducción de 1,2 billones de dólares en el déficit fiscal durante los próximos diez años. Sin embargo, no hubo acuerdo. Los analistas creen que aunque todavía hay un estrecho margen de maniobra, este fracaso podría ocasionar fuertes recortes automáticos en el corto plazo, y eso podría impactar el crecimiento del PIB en 2012 y 2013. Nada bueno, cuando la economía de la primera potencia todavía está débil.

3. Un ‘Tsunami’ frena al Japón

El terremoto y el tsunami que sacudieron a Japón en marzo de este año pusieron a temblar al mundo por las graves consecuencias que podría tener en la recuperación de la economía mundial y en el futuro de la energía nuclear como opción deseable de generación de energía.

Los grandes mercados accionarios tuvieron una semana de caídas generalizadas por causa del fenómeno natural. El índice Nikkei, de la Bolsa de Tokio, terminó bajando más del 10 por ciento. Que la tercera potencia del planeta pudiera sufrir una catástrofe de esta magnitud no estaba en la mente de ninguno de los analistas que pronosticaron el futuro a comienzos de este año.

Los analistas bajaron a la mitad las previsiones de crecimiento del PIB para Japón, pues el sismo dejó graves consecuencias no solo en el tema sanitario, sino en las áreas logísticas y comerciales. Antes de marzo, la previsión de crecimiento para este año era de 1,7 por ciento y después se redujo a 0,8 por ciento.

Siempre se dijo que los reales efectos de esta catástrofe dependerían de la capacidad de la tercera potencia del planeta para sobreponerse. Y nueve meses después, Japón superó el bache del tsunami. El PIB creció entre julio y septiembre 5,6 por ciento respecto al mismo período del año anterior. Pese a esta recuperación, la economía nipona pudo contraerse en el último trimestre del año debido a que la crisis de deuda en Europa, el frenazo en otras economías y la persistente fortaleza del yen pueden afectar la producción y las exportaciones japonesas. Según las estimaciones del Banco de Japón, la economía crecerá 0,3 por ciento este año; 2,2 por ciento en 2012 y 1,5 por ciento en 2013.

Varios analistas destacaron que luego de cada catástrofe que ha sufrido Japón, la recuperación siempre es mejor que la vez anterior, gracias al impulso del sector de la construcción y, sobre todo, a la fuerza de la población.

4. Chocan dos colosos

Cuando Standard & Poor's (S&P) bajó la calificación de la deuda estadounidense, en Beijing protestaron y no propiamente para respaldar a los norteamericanos. China, el principal acreedor de Washington, exhortó a Estados Unidos a "dejar de gastar más de lo que gana". El país asiático es, de lejos, el mayor acreedor de Estados Unidos. La agencia oficial China Nueva dijo que como Beijing acumuló 1,16 billones de dólares en bonos del Tesoro estadounidense, "tiene todo el derecho de exigir a Estados Unidos que resuelva su problema estructural de deuda".

La agencia de calificación china Dagong ya había bajado la nota a Estados Unidos días antes de S&P. La tensión se vivió en los medios. China Nueva agregó que Washington "tiene que caer en a la cuenta de que las buenas épocas en las que podía pedir prestado para resolver los problemas que ellos mismos habían creado quedaron en el pasado".

Para calmar la situación, la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, visitó China, pero al mismo tiempo les pidió a los asiáticos adoptar prácticas competitivas justas en materia de comercio exterior. Aunque no se refirió directamente a Beijing, todo el mundo sabe que sus comentarios estaban dirigidos al gigante asiático.

China es el segundo socio comercial de Estados Unidos y este, a su vez, el segundo socio comercial de China. Los norteamericanos son el segundo mercado de exportación de los chinos, y este país asiático es el mercado con el más rápido crecimiento en las exportaciones de Estados Unidos.

Los dos colosos se acusan mutuamente de prácticas acomodadas. Los chinos se quejan de que Estados Unidos viene utilizando instrumentos macroeconómicos para abaratar el dólar y generar una mayor presencia de sus exportaciones en otros mercados. Por su parte, Washington le pide a Beijing que aprecie su moneda, para generar una supuesta competencia comercial más leal. Lo cierto es que Estados Unidos y China mantienen una relación compleja y la temperatura se puede calentar en cualquier momento.


5. Explosión de los indignados
El actual modelo económico volvió a estar en el centro del debate. No solo fueron los jóvenes quienes protestaron por las políticas de Wall Street y los ajustes impuestos a muchos de los países de la eurozona para resolver los líos de la deuda. También lo hicieron prestantes economistas y hasta la Iglesia católica, que marcaron en el calendario de 2011 la necesidad de darle un nuevo rumbo a la economía mundial.

Para los jóvenes que protestaron por las principales ciudades, el sistema no funciona. "Tenemos que cambiarlo por otro mejor que nos represente a todos. Estamos hartos. No aguantamos más", gritaron en Praga, Budapest, Atenas, Rabat, Madrid, París, Berlín y Lisboa. En un mensaje dirigido a los líderes del mundo, el Vaticano cuestionó el actual sistema financiero mundial, al que tildó de egoísta y acaparador. Sin aludir directamente al movimiento de los indignados, pero en referencia al malestar que se ha gestado, el papa Benedicto XVI recordó que "más de un millón de personas viven con poco más de un dólar al día y que las desigualdades en el mundo han aumentado".

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) señaló que la brecha entre los más ricos y los más pobres se ha disparado al nivel más alto de los últimos 30 años en los países miembros de esta organización, incluso en los tradicionalmente más igualitarios, como Alemania.

Uno de los hombres más ricos del mundo, Warren Buffet, sorprendió a muchos este año cuando se quejó de pagar pocos impuestos, mientras que sus trabajadores pagaban mayores tarifas que él. La denuncia dio pie a que el diario The New York Times titulara 'Dejen de mimar a los superricos' y, sin duda, alentó al movimiento 'Ocupa Wall Street somos el 99 por ciento', que la semana anterior pasó de protestar en las calles de las principales ciudades estadounidenses a los puertos donde supuestamente, dicen, buscan impactar al restante 1 por ciento.
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