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martes, 7 de junio de 2011

Protejamos el domingo festivo en España y en Europa: Hay cosas que no tienen precio

Marx (el cardenal), el filósofo Spaemann, los obispos católicos europeos y los protestantes en campaña por el domingo.
P. J. Ginés


O santificamos las fiestas, como europeos, o sin raíces copiaremos a la China colectivista.

El domingo festivo –heredero del sabbath judío- es, probablemente, el mayor avance de los trabajadores en toda la historia, y se generalizó en Occidente por decreto del emperador Constantino en el siglo IV, incluso exigiendo el descanso de los esclavos (en la Roma pagana se trabajaba 7 días a la semana y se acusaba de perezosos a los judíos por su descanso semanal religioso). La cultura del festivo semanal (a menudo el domingo) se extendió luego a todo el mundo, a países de culturas diversas.
Este gran avance corre peligro ahora en Occidente, incluyendo España. Según El Confidencial Digital, las compañías comerciales más importantes quieren presionar al PP para que sus comunidades autónomas (ahora casi todas) permitan abrir sus establecimientos durante 22 domingos al año (algo que ya se hace en la de Madrid; las otras comunidades permiten solo 8 domingos al año). El Corte Inglés, C&A, Alcampo, Mediamarkt, Ikea, Carrefour y otras superficies habrían estado negociando ya con los populares esta medida.
Marx defiende el domingo... el cardenal, no el comunista
Hay militantes de ideología liberal (como los hubo de ideología comunista) que insisten en cuantificar económicamente el domingo trabajado, pero los beneficios del domingo festivo van más allá de lo económico y la Iglesia se prepara para defender el domingo y plantar cara a las ideologías materialistas, de izquierdas o de derechas.
El cardenal alemán Reinhard Marx, hombre de confianza de Benedicto XVI y un experto en Doctrina Social acostumbrado a hacer bromas acerca de su tocayo Karl Marx, trata el tema del domingo en su libro "El Capital, un alegato a favor de la humanidad" (Ed. Planeta).
"A la reducción funcionalista de un pensamiento meramente economicista, O'Donovan [antiguo presidente de la Universidad de Georgetown] opone la tradición del legado judeocristiano, como se manifiesta en el precepto del descanso del sabbat desde el principio de la creación. El sabbat, o el domingo en nuestro caso, es el día del descanso del Señor, y debe serlo también del hombre. En esta función aparentemente tan inútil tiene el domingo un profundo sentido. La interrupción de la actividad diaria ofrece al hombre la posibilidad de encontrarse consigo mismo y de ir más allá de sí mismo y dirigirse a Dios", escribe el cardenal Marx.
Después, cita a un gran defensor del domingo festivo, el filósofo alemán Robert Spaemann, quien afirma que "la pregunta qué nos cuesta el domingo o qué estamos dispuestos a que nos cueste como máximo, es una pregunta capciosa, que esconde una condena del descanso dominical".
Ya en un texto de 2001, Spaemann advertía:
"El domingo es domingo precisamente porque no cuesta nada y, en el sentido económico, no aporta nada. La pregunta de cuánto cuesta preservarlo como día en el que no se trabaja supone haber convertido ya el domingo mentalmente en un día laborable para calcular después cuánto dejamos de ganar renunciando a ese día de trabajo. Pero justamente este cálculo ha destruido el sentido fundamental que define al domingo en los países cristianos, al sábado entre los judíos y al viernes en el Islam. Este sentido radica en que el domingo no forma parte del sistema funcional de nuestra existencia. Ese día no somos sirvientes, sino señores. No servimos para algo, simplemente somos, y todo lo demás no importa" (Spaemann, Zur ethischen dimension des Handelns)."
Desde 2008, los obispos católicos europeos, representados en las instituciones europeas mediante la COMECE (Comisión de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea) están trabajando con diversos movimientos para que Europa refuerce sus raíces culturales (¡y laborales!) reconociendo el domingo como un día especial. "Durante varios años, no ha habido ni rastro del carácter específico del domingo en los documentos de la Unión Europea”, denunciaba en octubre de 2010 el secretario de la COMECE, Piotr Mazurkiewicz.
“Una persona necesita al menos un día de descanso a la semana para recuperarse, por exigencias espirituales y para tener tiempo para estar con la familia”, explicó Mazurkiewicz. Por esos motivos, “es muy importante garantizar y proteger el día del domingo, como día libre, como están pidiendo asociaciones culturales, movimientos religiosos y sindicatos”, añadió.
Por esas fechas se tanteaba la posibilidad de recoger "un millón de firmas en nueve países de la Unión Europea”, y Polonia se mostraba especialmente militante. El obispo de Tarnów, Wiktor Skworc, afirmaba que “no se puede imaginar la Europa de hoy sin el domingo como un día para la familia”. Sacerdotes de cinco diócesis, periodistas y miembros de movimientos y asociaciones polacas (Asociación Iglesia Doméstica, Asociación Católica de la Juventud y Acción Católica), invitados por el eurodiputado polaco Paweł Kowal presentaron sus peticiones en este sentido en Bruselas.
En Francia, en 2010, el Colectivo de Amigos del Domingo (completamente aconfesional) recogió cien mil firmas autentificadas (8.000 en papel y 96.000 electrónicas en su web http://www.travail-dimanche.com ) para proteger este día. En su web daba numerosos argumentos a favor del domingo, incluyendo los laborales y los sanitarios. Les precedía como un éxito una nueva ley en Croacia, con efecto desde el 1 de enero de 2009, en el que se implantaba el cierre de la mayor parte de los negocios y tiendas en domingo.
Pero la gran campaña de las Iglesias a favor del domingo en Europa se pondrá en marcha a partir del 20 de junio en Bruselas, según explica la COMECE. Formará parte de una alianza entre católicos, protestantes, ortodoxos, sindicatos y movimientos cívicos.
La enseñanza católica al respecto es clara en el Catecismo (punto 2188): "En el respeto de la libertad religiosa y del bien común de todos, los cristianos deben reclamar el reconocimiento de los domingos y días de fiesta de la Iglesia como días festivos legales. Deben dar a todos un ejemplo público de oración, de respeto y de alegría, y defender sus tradiciones como una contribución preciosa a la vida espiritual de la sociedad humana."
Fuente


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